Cuando pensamos en capitalismo, pensamos en la dicotomía
capital-trabajo, donde las que se enriquecen es porque trabajan y las
que se empobrecen es por vagas. En realidad esto es un mito y como todo
mito sólo responde a una necesidad disciplinadora del grupo que detenta
el poder. No es casual que todos los modelos erigidos por el capitalismo
desde Ford a Jobs-Gates sean personas de origen humilde que empezaron
en un garage y terminaron poseyendo monopolios multinacionales. El
mensaje es claro trabaja como ellas y tendrás su fortuna.
La realidad es otra muy diferente. Muchas personas a diario se
alienan laboralmente pero no hacen fortuna a lo largo de su vida. Hacer
fortuna tiene que ver estrictamente con entender los mecanismos
financieros del mercado. Les recomiendo ver tres películas de estos
tiempos «El lobo de Wall Street», «Jobs» y «La red social», en las tres
pueden ver que lo que diferencia a estas personas del resto y las hace
inmensamente ricas no es su trabajo, sino su total falta de escrúpulos
para manipular y destrozar a sus adversarias.
Por esta razón una capitalista para enriquecerse necesita el «control
total» (Hilferding), para ejercer el poder de la explotación y de la
acumulación, para poder ejercer plenamente estos poderes necesita de la
ausencia de leyes o de leyes que prioricen la propiedad privada por
sobre el bien común.
Sin cambios, la pobreza seá una enfermedad crónica